Retrato

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Sigmund Freud

jueves, 26 de mayo de 2011

Mecanismos de Defensa

En la teoría propuesta por Freud, él plantea que las personas tienden a tener con conflictos entre los instintos y, entre los instintos y la ansiedad. En este último caso, debemos hacer algo para superar dicho conflicto y, esto es, utilizar los mecanismos de defensa frente a la angustia. Estos mecanismos se utilizan a nivel inconsciente, de modo tal que distorsionamos la realidad y excluimos de nuestra conciencia ciertos sentimientos para no sentirnos angustiados. Los mecanismos de defensa propuestos por Freud son los siguientes:
1.   Proyección: En este mecanismo, lo que es interno e inaceptable para nuestra conciencia es proyectado fuera de la misma y considerado como ajeno a nosotros mismos. La persona que utiliza este mecanismo, en lugar de reconocer sus propios sentimientos hostiles, creerá que todo el mundo le es hostil, como sucede en el caso de la paranoia. En este proceso, no existen límites fijos ni una rígida diferenciación entre lo propio y lo ajeno a uno mismo.
2.   Negación. Existen dos tipos de negación: (a)  negación de la realidad, suele darse cuando la gente intenta no reconocer la magnitud de una amenaza. Por ejemplo, como sucede en el caso de la niña que niega su falta de pene o del muchacho que, en su fantasía niega su falta de poder; o (b) negación del impulso, por ejemplo, cuando una persona está muy molesta y se empeña en afirma que no está enfadada.
3.   Aislamiento: consiste en aislar los eventos en la memoria, en aislar el efecto y separarlo del contenido de un recuerdo o de un impulso. En este caso, no se niega el acceso a la conciencia al impulso, pensamiento o acción, pero se le impide la entrada al afecto normal concomitante. Resultado del mecanismo de aislamiento son la intelectualización, o énfasis excesivo en el en el pensamiento con el consiguiente detrimento del sentimiento o afecto, y el establecimiento de comportamientos lógicos demasiado rígidos. En estos casos, puede darse una disociación en los sentimientos del sujeto, como, por ejemplo, cuando uno divide a las mujeres en dos categorías, las que serán objeto de su amor platónico exento de toda sexualidad, y las otras con las que sólo sostendrán relaciones sexuales desprovistas de amor (complejo de Madonna-prostituta)
4.   Deshacer lo hecho: suele ser utilizado también por las personas propensas al mecanismo del aislamiento. Estas personas destruyen de modo mágico un acto o deseo por medio de la ejecución de otro acto. Este mecanismo se manifiesta en las acciones compulsivas, como por ejemplo, cuando una persona deshace una fantasía de homicidio o de suicidio cerrando compulsivamente las llaves del gas de su casa.
5.   Formación de reacciones: la persona se defiende contra un impulso socialmente inaceptable reconociendo y dando manifestaciones externas del impulso contrario. Esto suele darse en aquellas personas que muestran conductas socialmente aceptadas, pero de un modo muy rígido, inadecuado y exagerado. Tales personas se resisten y no pueden aceptar sentimientos verdaderos, como sucede con las madres súper protectoras, las cuales son incapaces de admitir en la consciencia sentimientos de hostilidad hacia sus hijos. La formación de reacciones es todavía más patente en aquellos casos en que se destruyen y anulan las defensas, como por ejemplo, cuando un hijo modelo mata a sus padres, o cuando un hombre que era incapaz de matar a una “mosca” organiza una matanza.
6.   Racionalización. En este mecanismo las personas perciben una acción pero no el motivo verdadero de la misma. La conducta es interpretada de modo que aparezca razonable y aceptable, lo cual permite la expresión de un impulso peligroso, sin sufrir los efectos de la desaprobación del Super Yo. Algunas de las mayores atrocidades perpetradas por el hombre contra sus semejantes han sido cometidas en el nombre del Dios del amor cristiano, ya que gracias a este mecanismo de racionalización podían sentir hostilidad y, al mismo tiempo, hacer la voluntad de Dios, es decir, podían ser inmorales como una forma de “fomentar” la moralidad.
7.   Represión. Este mecanismo se refiere a cuando las personas eliminan de su conciencia determinados pensamientos, ideas o deseos. La represión interviene en todos los demás mecanismos defensivos, y al igual que ellos, exige un gasto constante de energía para mantener fuera de la conciencia a aquello que se considera peligroso.
8.   Sublimación. En este mecanismo, el objeto originario de la gratificación es sustituido por un objeto cultural superior, el cual está muy lejano a la expresión directa del instinto. Mientras que los restantes mecanismos afectan directamente a los instintos, y generalmente impiden la descarga de los mismos, la sublimación desvía el instinto por canales distintos y más útiles, por lo tanto el Yo no requiere de un gasto constante de energía para impedir la descarga.

Teoría Psicosexual

Una parte fundamental de la teoría que plantea Freud se refiere al desarrollo de los instintos. Él decía que la fuente de los instintos radica en los estados de tensión corporal, los cuales tienden a concentrarse en determinadas regiones del cuerpo, llamadas zonas erógenas. Según esta teoría, las principales zonas erógenas del cuerpo van cambiando a medida que se desarrolla el individuo, y estos cambios vienen dictados por la maduración biología. La primera zona erógena es la boca, la segunda el ano, y la tercera los genitales. El crecimiento mental y emocional del niño depende de las interacciones sociales, de las ansiedades y gratificaciones ocurridas con relación a dichas zonas erógenas.
La boca es la primera zona importante de excitación, sensibilidad y energía. Ella es la que da el nombre a la primera etapa o etapa oral. Las primeras gratificaciones orales se producen en torno a la succión de la leche, el chupeteo de los dedos y otros movimientos bucales típicos en los niños de pecho. En la vida adulta, pueden observarse restos de esta oralidad en las acciones de mascar chicle, fumar, comer y besar. Durante la primera parte de la etapa oral el niño es pasivo y receptivo. En la siguiente, y a consecuencia del desarrollo de los dientes, puede darse una fusión de los placeres sexual y agresivo. En los niños, esta fusión se manifiesta, por ejemplo, en el placer con que trituran las galletas con formas de animales.
En la etapa anal (de los dos a los tres años), la excitación se concentra en el ano, y en el movimiento de las heces a lo largo del tracto anal. La expulsión de las heces alivia la tensión y produce placer al excitar las membranas mucosas de la región, sin embargo las normas sociales interfieren con esto y el ambiente exige al niño la violación del principio de placer o, de lo contrario, es castigado.
En la etapa fálica (de los cuatro a los cinco años), la excitación y la tensión se concentran en los genitales. La diferenciación biológica entre los sexos lleva a la diferenciación psicológica. En el varón, el ya establecido amor a la madre se ve complicado por el desarrollo de la excitación en el pene y el vago reconocimiento de la relación genital existente entre el padre y la madre. El niño varón comienza a tener erecciones, y estas nuevas excitaciones le llevan a interesarse cada vez más por los genitales, y a reconocer la falta de pene en la mujer. Esto hace más acuciante el peligro de perder su pene. Estos factores desembocan en el complejo de Edipo y en la angustia de castración. El padre se convierte en un rival a la hora de conquistar el afecto de la madre. La hostilidad del niño hacia su padre es proyectada en el padre con el miedo consiguiente a su venganza. De acuerdo con el complejo de Edipo, todo niño está predestinado a matar al padre  en su fantasía y a casase con la madre. El complejo puede verse agravado por la seducción real por parte de la madre, y la angustia de castración puede hacerse mayor si el padre le amenaza realmente con cortarle el pene. ¡Estas amenazas son reales en un número sorprendentemente elevado de casos!
En el varón, el complejo de Edipo se resuelve reteniendo a la madre como objeto amoroso, y tratando de ganarla a través de la identificación con el padre. La resolución del complejo es acelerada por las frustraciones y desengaños que la madre le proporciona, por el miedo al padre, y por la posibilidad de obtener ganancias parciales gracias a su identificación con el padre. Al hacer esto último, el niño asume gran parte de los valores y de la moralidad de aquel. En este sentido, el Super Yo es el heredero de la resolución del complejo de Edipo.
El desarrollo del complejo de Edipo es diferente en el caso de la niña. Esta se da cuenta de que no tiene pene y culpa de ello a la madre, la cual había sido su objeto amoroso inicial. Con la envidia del pene, la niña escoge como objeto amoroso al padre, y en su fantasía piensa que el órgano perdido le será devuelto si tiene un niño con su padre. Mientras que, en el niño, la angustia de castración termina con el complejo de Edipo, en la niña la envidia del pene es la que inicia el Edipo. La niña resuelve su conflicto manteniendo al padre como objeto amoroso, que ha de conquistar a través de su identificación con la madre. Como en la niña el miedo es menor que en el niño (la niña considera que ya ha perdido su pene), y como el niño tiene que renunciar a un objeto (la madre) más vital para él que el de la niña (el padre), esta última no vive sus problemas edípicos  con tanta intensidad como el niño: por esta razón desarrolla un Super Yo más débil y menos rudo, lo cual explica su mayor bondad y suavidad de carácter.
Las etapas oral, anal y fálica son pregenitales, en el sentido de que ocurren antes de que los genitales tengan potencia reproductora. El placer sexual en estas etapas es de naturaleza infantil, pero sexual, ya que implica la estimulación de las zonas erógenas, la reducción de la tensión y la consecución de placer. Freud prestó relativamente poca atención a los factores evolutivos posteriores a la resolución del complejo de Edipo. Después de la etapa fálica, el niño entra en un período de latencia, durante el cual hay una disminución del impulso sexual, y no se producen nuevos desarrollos libidinales. La idea del declinar del interés e impulsos sexuales durante la etapa que va desde 6 a los 13 años podía ser válida en otros tiempos y otras culturas, pero no necesariamente se ajusta a los tiempos actuales.
Por otra parte, la pubertad, con el despertar de los instintos sexuales y de los sentimientos edípicos, marca el comienzo de la etapa genital. Los sentimientos de dependencia y los complejos edípicos no plenamente resueltos durante las etapas pregenitales del desarrollo, vuelven ahora a hacer acto de presencia, y ellos son los que explican, al menos en parte, la confusión de identidad y problemas de la adolescencia. Durante esta etapa, al igual que en la fálica, la máxima excitación se concentra en los genitales, pero, al contrario  de lo que sucedía en aquella, en la que la meta era el propio placer y el autoerotismo, ahora se busca el placer en el coito sexual, entendiéndose que este placer sexual-genital no es más que el fruto de la evolución del instinto sexual presente en la vida del individuo desde el momento de su nacimiento. 

Instintos

En un principio la teoría distinguió dos clases distintas de instintos: los instintos del Yo (relacionados con la auto conservación) y los instintos sexuales (relacionados con la conservación de la especie). Posteriormente los instintos fueron divididos en instintos de vida(sexuales y del Yo) e instintos de muerte (tendencia a retornar al primitivo estado de inorganicidad). La mayoría de los analistas refieren a este instinto como instinto agresivo.

Críticas a la Teoría de Freud

Entre las críticas que se han hecho a la teoría de Sigmund Freud, la principal ha sido la falta de objetividad de la observación y la dificultad de derivar hipótesis específicas verificables a partir de la teoría.


Acá les dejo un link sobre un artículo interesante sobre "Los Críticos de Freud"
http://www.vidapositiva.com/nota.asp?idnota=5872

Visión Freudiana de hombre


Para Freud el hombre era un sistema de energía libidinal que posee una capacidad limitada, para evitar la sobrecarga se ira descargando su energía en varias actividades, si se bloquea un canal de expresión de la energía, se encontrara otro por donde pueda liberarse. En cierto modo funcionamos como un sistema hidráulico donde la energía fluye, o se estanca. Seguimos el principio de la física de Helmholz que propone “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Esta energía será liberada en actividades que nos den placer y nos alejen del dolor por el principio del hedonismo.


Otra concepción del hombre que tiene este autor es la del ser humano que es impulsado a actuar por instintos de naturaleza sexual o agresiva. Freud causo controversias en la sociedad en la que vivía al proponer al ser humano con un desarrollo psicosexual.  El proponía que todo el tiempo éramos guiados para satisfacer nuestros deseos sexuales, y si no eran sexuales, eran agresivos. La idea de un hombre agresivo nace tras las guerras que se vivieron en esa época. Freud concibe al hombre como un ser malo y enfermo. La expresión de los impulsos sexuales y agresivos, produce conflicto con la sociedad y esto se explica mejor en la visión de Freud del hombre y la sociedad.

Visión del Hombre y de la Sociedad según Freud


En sus planteamientos, Freud siempre dejó claro la relevancia del instinto sexual y, de hecho, fue en el que puso mayor atención. El expresaba que el hombre tenía un conflicto permanente entre las normas de la sociedad y la expresión del instinto sexual. Freud planteaba que el hombre está regido por un principio hedonista de búsqueda de placer (para reducir la tensión) y que éste buscaría siempre la gratificación inmediata de todos sus deseos, pero este modo de funcionar es contradictorio con las exigencias de la sociedad por lo cual la energía, que debería ser desahogada con la adquisición de esas gratificaciones, debe ser restringida, inhibida o canalizada para que se ajuste a lo esperado por la sociedad.
Para Freud todas las actividades científicas, artísticas, deportivas y culturales son expresiones de la energía sexual y agresiva que no se podrían expresar directamente porque no está permitido, según él esto es lo más recomendable porque de no canalizar esa energía se produciría sufrimiento, e incluso, una neurosis. De hecho, decía que los hombres caen en la neurosis porque no logran soportar el grado de frustración que les produce la imposición de normas culturales por parte de la sociedad de modo que sólo ven como posibilidad para ser feliz la eliminación, o por lo menos atenuación de estas exigencias culturales.
También es importante resaltar la concepción que tenía Freud acerca de la religión; él decía que la religión era el verdadero enemigo de la ciencia, catalogándola como una neurosis obsesiva universal, decía que es muy poderosa ya que ejerce una influencia y una fuerza muy potente en las emociones del hombre, ya que satisface el anhelo humano de conocer la fuente y el origen del universo, reduce la angustia ante los peligros de la existencia y orienta el pensamiento y las acciones de las personas en función de las leyes morales.
Para resumir, según la postura de Freud, el hombre es un sistema de energía, impulsado por instintos agresivos y sexuales, que opera fundamentalmente para conseguir placer y reducir la  tensión. Su funcionamiento está regido por leyes culturales con las que choca porque no le permiten la expresión de sus instintos, por lo cual suele canalizarlos realizando distintas actividades, ya que de lo contrario se produciría una neurosis.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Un poco más sobre las influencias de Freud

Hoy les presentamos un segmento de "The big Bang Theory" donde Amy le plantea a Penny sobre la teoría de "complejo de Edipo, la envidia del pene". Un claro ejemplo de que los planteamientos de Freud trascienden los años...
http://www.youtube.com/watch?v=l0Xm6RdLakA